¿Fuiste lo suficientemente resistente para ver los 8’ donde un policía asesina a sangre fría a un afrodescendiente en Estados Unidos? ¿Qué emociones sentiste en lo más profundo de tu ser? ¿Has llegado a normalizar este tipo de situaciones como algo fuera de tu control, algo con lo que simplemente hay que aprender a vivir? ¿Sientes que tú no tienes nada que ver con eso? Te invito por favor a tomarte al menos 5’ y utilizar estas reflexiones como un punto de partida para analizar tu rol en toda esta triste historia que la humanidad parece no poder superar.
La semana pasada estuve facilitando un programa de líderes incluyentes en una organización multinacional. Una de las actividades de “prework” o trabajo previo que suelo pedirles a los participantes, es el de completar el test de asociación implícita de Harvard (TAI). El TAI mide actitudes y creencias inconscientes que no se suelen reconocer por falta de voluntad o simplemente por desconocimiento. Es una de las herramientas más relevadoras para identificar sesgos inconscientes. A través de la asociación con palabras agradables o desagradables, te permite evaluar tus preferencias inconscientes sobre distintas dimensiones de la diversidad: género, raza, edad, tono de piel, peso, país, etc. La tarea que les solicito a los participantes es completar al menos una categoría del TAI, anotar los resultados, y luego, quien se atreva, compartirlos durante el encuentro virtual. Uno de los participantes, se animó a compartir, un poco con preocupación y otro poco con vergüenza, que el test le había indicado una alta preferencias por personas blancas sobre negras. Para tranquilizarlo, le dije que, como bien indica el Test, este resultado le suele dar a la mayoría de las personas, y que muy posiblemente a mí también, a nivel inconsciente, me suceda lo mismo. Sin embargo, reconocerlo, era fundamental si queríamos hacer algo al respecto. Por más que al reflexionarlo racionalmente lleguemos a la conclusión de que es un absurdo preferir a blancos por sobre negros, y que nos sintamos los más progresistas e inclusivos del mundo en términos de raza o tono de piel, inconscientemente pensamos otra cosa.
Si es parte de nuestra filosofía de vida contribuir a un mundo más justo, respetuoso e inclusivo, debemos hacernos conscientes de que muchas de las desigualdades e injusticias que percibimos en la sociedad, se reproducen en nosotros, aunque en la mayoría de los casos, no nos demos cuenta. Eventos como el sucedido en Minneapolis con George Floyd pueden hacernos pensar que la discriminación por motivos de piel o raza es algo ajeno a nuestra realidad, que no tenemos nada que ver con eso, y entonces, no nos interpela más allá de una indignación pasajera. Los sesgos son productos de nuestros antecedentes, experiencias previas y estereotipos sociales y culturales, y nos afectan a absolutamente a todos. Simplemente no es casualidad que nuestro inconsciente esté plegado de mensajes negativos hacia las personas negras: es producto de un sistema histórico que alieniza, deshumaniza y profundiza inequidades raciales.
Hacernos conscientes de esto puede ser muy poderoso. Pero es tan solo un primer paso, y ciertamente, no es suficiente. Mi colega y amigo Joel A. Brown, doctor en educación y consultor organizacional en D&I, con una conexión personal muy íntima con la ciudad de Minnesota, con comparte algunas ideas y propuestas para aquellas personas que como yo, quieren movilizarse para terminar con estas injusticias. Puedes acceder al artículo completo aquí. Igualmente, te comparto algunas de sus reflexiones:
1. Si te encuentras más preocupado por los disturbios civiles que han sucedido después del asesinato de George Floyd, que por la indiferencia a la pérdida de vidas que provocó esta indignación, estás experimentando un problema de énfasis. En otras palabras, te estás enfocando en lo incorrecto. Redirige tu enojo a la violencia sistémica que ha afectado a los afroamericanos y a las personas de color durante décadas.
2. Observa y estudia tus propios prejuicios hacia las personas negras. Piensa en cómo consideras a los negros en entornos profesionales y encuentros románticos. Piensa en cómo reaccionas ante los negros en el cine, los medios, la música, el arte y los deportes. Piensa en cómo se percibe a las personas negras que están siendo entrevistadas para empleos en tu empresa. Piensa en cómo te relacionas con los negros cuando son trabajadores esenciales. Piensa en cómo respondes a los negros cuando estás enojado o cuando te desafían en lugar de cuando te hacen sentir cómodo o a gusto.
3. Para las personas blancas: comprende que el mismo aparato que oprime a la gente negra también te está lastimando a ti. La ilusión es que nuestras luchas están separadas, pero son la misma. Un sistema que permita que la policía brutalice a las personas negras también necesariamente lo brutalizará a USTED. Si estás conmocionado por la ira que sienten los negros, comprende que nuestra ira solo se ha creado por tu incapacidad para lidiar con la inequidad y la violencia, que se deriva de tu ira. Una sociedad, y mucho menos un pueblo, no puede cometer violencia contra los negros y las POC («People of Color») a menos que también haya ira sin resolver. Concéntrate en tu curación, crecimiento y transformación. Comprende que tu liberación también depende de nuestra liberación.
No te quedes de brazos cruzados mirando cómo las injusticias les suceden a otros. La conexión con tu ser, a través de la humanidad de todos, te afectará tarde o temprano, y definitivamente te hace responsable del problema, pero también de la solución.
Por Marcelo Baudino
Experto en Diversidad, Equidad e Inclusión
Linkedin: https://ar.linkedin.com/in/marcelobaudino