Loading...

Qué aprendí sobre diversidad e inclusión al cultivar mi huerta casera

¿En qué se parece el armar tu propia huerta a promover la diversidad en una organización? Exacto, pienso utilizar mi experiencia reciente de comenzar una huerta casera como una analogía del impacto de la diversidad en las organizaciones. Por supuesto que no improvisé: al ser un bicho de ciudad y haberme mudado un poquito más cerca del “campo”, era consciente que necesitaba prepararme, leer un poco y, por sobre todo, escuchar de las personas expertas en el tema. Así terminé inscribiéndome en un taller de huerta para principiantes. La experiencia fue fascinante y, como era de esperar, no pude evitar proyectar la experiencia de crear una huerta con la de promover la diversidad en una empresa. ¿Me acompañas?

El término biodiversidad refleja la cantidad, la variedad y la variabilidad de los organismos vivos. Incluye la diversidad dentro de las especies, entre especies y entre ecosistemas. La biodiversidad se encuentra en todas partes, tanto en tierra como en el agua. Incluye a todos los organismos, desde las bacterias microscópicas hasta las más complejas plantas y animales. En mis talleres de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI), me gusta destacar la enorme diversidad presente en la naturaleza, y que como los seres humanos formamos parte de esa naturaleza; es lógico esperar que también nosotros/as seamos diversos/as. Y así como cualquier ecosistema necesita de la diversidad para subsistir y progresar, también las organizaciones necesitan asegurar que sus ambientes laborales sean lo suficientemente propicios para que la diversidad encuentre su lugar.

El recurso más valioso

Las profesoras del taller eran una bióloga y una agrónoma egresadas de la Universidad Nacional de Córdoba y totalmente apasionadas por la naturaleza de las plantas. En nuestro primer encuentro, una de ellas preguntó qué era necesario para comenzar una huerta. Las respuestas de los y las ávidos/as estudiantes fueron variadas: alguien dijo “agua”, una mujer afirmó “sol”, un brasilero mencionó “tierra”, y así fueron comentando. Luego de pensarlo un rato, y siendo consciente de uno de mis recursos más limitados, grité “tiempo”. La profesora me miró y dijo: “Esa es la respuesta que buscaba… cultivar alimentos nos exige tiempo y paciencia.

Es inevitable recordar las expectativas de algunos/as de nuestros/as clientes/as, con ansias de ver resultados rápidos en sus iniciativas de DEI, fallando en planificar a largo plazo y gestionar el cambio cultural que implica. Al igual que la producción de alimentos, nuestra estrategia de DEI necesita la inversión de uno de los recursos más valiosos y limitados que dispone una organización: tiempo y paciencia.

Bases sólidas

El armado de una huerta comienza mucho antes de plantar un tomate, una lechuga o unas zanahorias. Incluso antes de las semillas o de los almácigos. Comienza con el preparado y el abono de la tierra, la cual se construye a través del compostaje de nuestra alimentación orgánica. En última instancia, nuestras plantas crecerán tan fuertes como lo permita la tierra desde donde obtendrán los nutrientes. La mayoría de los y las principiantes de las huertas no ven la hora de pasar rápidamente a la acción, quieren cosechar algo, lo que sea, quieren la foto rápida de su ensalada al menos con unas hojas de lechuga recién cosechadas. Si nuestro objetivo es tener una huerta productiva, sustentable, con variedad de productos y con un buen uso del suelo, es necesario planificar y crear el contexto necesario para que la huerta nos provea de los frutos que estamos anhelando.

Nuestra estrategia de DEI también debe sostenerse de bases sólidas que permitan generar los resultados que se esperan de la diversidad. Acciones aisladas, sin planificación, sólo para seguir una moda, difícilmente generen algo más allá de un post en LinkedIn, o de un logo coloreado con la bandera LGBTIQ+.

La complementariedad es total

La fortaleza de una huerta está en su biodiversidad. Una huerta sustentable y nutritiva, es exactamente lo opuesto al monocultivo. Para que el monocultivo funcione es necesario utilizar pesticidas agroindustriales. Los insectos se vuelven automáticamente enemigos, por lo tanto hay que exterminarlos. La tierra se piensa como un recurso ilimitado, al que no hay que alimentar o ni siquiera dejar descansar. Sin una adecuada rotación, nutrición y descanso, se vuelve inerte, el agua la traspasa sin filtro, llevando consigo sus agroquímicos y contaminando todo alrededor. En una huerta biodiversa, las plantas se complementan con sus nutrientes y microorganismos y, adicionalmente, repelen a los insectos (sin necesidad de agro-tóxicos), beneficiándose mutuamente. Es fundamental incluir plantas de diferentes alturas, que florezcan en diferentes épocas del año, flores de distintos colores y que cumplan diferentes requisitos para los diferentes visitantes del huerto. Las aromáticas son un reclamo perfecto tanto para polinizadores como para insectos depredadores de plagas.

Una empresa muy homogénea en su personal o en liderazgo (esencialmente varones por ejemplo), puede gozar de beneficios muy a corto plazo, sin embargo no accederá a los beneficios que ofrece la diversidad: aprendizaje colectivo, intercambio de ideas, mejor entendimiento de mercado y clientes diversos, mejores decisiones orientadas a la innovación, etc.

Los beneficios son colectivos

Hacia el cierre del taller nos reunimos a intercambiar sensaciones y reflexiones entre los/as nuevos huerteros/as. Cada quien compartía sus avances, tropiezos y aprendizajes en nuestros propios emprendimientos con el compost, las plantas, las semillas, el agua, etc. La profesora, cerró con un punto que me permitió compartir la magnitud de nuestros proyectos: “El hecho de comenzar a cultivar la tierra, inevitablemente iba a tener un impacto positivo en nuestra comunidad y en nuestra sociedad”. El efecto polinizador, la mejora en la calidad del aire y la reducción de desechos orgánicos, la humedad generada a través de las plantas, alimentos más nutritivos producidos de manera orgánica, etc. De repente, mi acción individual se convirtió en un hecho colectivo; ya no lo hacía sólo por y para mí, sino para toda mi comunidad.

Las empresas forman parte de la sociedad, por lo tanto es imposible apartarlas de su rol social. Ahora bien, ¿cuál será el impacto de ese rol social si no se promueve la diversidad, equidad e inclusión? Promover un espacio laboral más inclusivo no sólo se hace para beneficio exclusivo de la propia empresa. Mientras más incluyentes seamos, más vamos a dar el ejemplo con nuestros proveedores, clientes y toda la cadena de valor. Toda la sociedad gana con una empresa más diversa e inclusiva.

Mi huerta en proceso

No importa que aún no hayas comenzado con tu huerta, o que simplemente sientas que untarte de tierra las uñas, no es lo tuyo. Aun así es importante comprender que la diversidad es una característica siempre presente en la naturaleza, veas donde veas. Parte de la belleza de este planeta es su enorme diversidad. Las personas somos parte de esa belleza, y es sólo inteligente poder aprovecharla para el beneficio de nuestras organizaciones y sociedades.

¿Qué tan diversa es la huerta de tu organización?

 

Por Marcelo Baudino
Experto en Diversidad, Equidad e Inclusión
Linkedin: https://ar.linkedin.com/in/marcelobaudino

 

Share

Deja un comentario

Su dirección de email no será publicada

You may use these <abbr title="HyperText Markup Language">html</abbr> tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*

Skip to content