“¿No hemos trabajado demasiado en género ya? Me parece que hay temas más urgentes e importantes”. Cuando en una organización se llega a la creencia de que el género ya no es un tema, o peor aún; que es un tema “superado”, entonces es cuando se abandona cualquier intento serio de avanzar hacia la equidad de género. La realidad es que las mujeres enfrentan mayores obstáculos que los varones para desarrollarse en el mundo profesional solo por ser mujeres, y el hecho de no reconocerlo, constituye un micromachismo en sí mismo.
Los micromachismos son pequeños gestos, comentarios y prejuicios sexistas o machistas, algunos de ellos muy sutiles, que ayudan a perpetuar roles de género, el dominio masculino en lo cotidiano, la violencia suavizada contra las mujeres, la hipersexualización, etc. La palabra “micro” no debe confundirnos, ya que no resta importancia al gesto discriminatorio, sino que hace referencia a la dificultad de detectarlos (especialmente si somos varones) por estar esencialmente normalizados en lo cotidiano. De hecho, es común reaccionar a la defensiva o incluso culpar a la mujer que ose señalarlo.
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Imagina la siguiente situación: Un colega varón y una mujer ingresan a la oficina de su jefe para presentar un proyecto. La reunión parece desenvolverse de manera rutinaria excepto por un detalle, el jefe sólo hace contacto visual con el varón, no así con la mujer. Cuando toma la palabra el varón, el jefe presta atención, sin embargo, cuando lo hace la mujer, suele interrumpirla más frecuentemente, o incluso distraerse con el celular. El jefe posiblemente no tenga la intención de marcar la diferencia en su comportamiento entre la mujer y el varón, pero igualmente, el impacto es real. Y si alguien hace algún comentario sobre este trato desigual, ¿crees que el jefe lo reconocería? Posiblemente no.
Mientras más pequeña sea la presencia de mujeres respecto a los varones, mayor es la probabilidad de que abunden los micromachismos. En las carreras de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (CTIM) es muy común encontrar estos 3 tipos de micromachismos:
1. Subestimación de sus competencias:
Este tipo de micro-machismos emerge en forma de comentarios y comportamientos que cuestionan o minimizan las habilidades técnicas de una mujer. Algunos ejemplos:
- Reasignar el trabajo de una mujer a un colega varón.
- Que un cliente o colega (mujer o varón) pida hablar con el colega varón de una mujer, por más que ésta sea la experta o líder de proyecto.
- Que se cuestionen abiertamente los logros técnicos de una mujer durante una revisión de desempeño.
2. Anulación de la presencia física:
Este tipo de micromachismo surge en forma de interrupciones en el cual un individuo habla por sobre una mujer cuando ésta se encuentra hablando. También incluye el ignorar por completo su presencia física al no reconocerla durante las reuniones.
3. Gaslighting y comentarios que invalidan o niegan las experiencias de las mujeres con los sesgos de género.
Este micromachismo se visibiliza cuando algún colega le dice a una mujer que lo que describió no tiene relación con el género, y a veces ofreciendo explicaciones alternativas: “Él no es sexista, trata así a todas las personas”, o “¿No crees que estás exagerando un poco? Yo ni siquiera lo noté”. En el fondo se busca subestimar la experiencia de la mujer o incluso asignándole la culpa de lo ocurrido.
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¿Te imaginas las consecuencias que puede tener en las mujeres este bombardeo permanente de micromachismos? Entre las más comunes podemos encontrar respuestas emocionales negativas (frustración, tristeza), estrés adicional (sentirse desbordada o sobrecargada) y conductas de sobrecompensación (sentir la necesidad de estar constantemente “probando” sus competencias y experiencia). Muchas mujeres compartieron que gastaron una cantidad considerable de energía cognitiva descifrando la intención y el significado detrás de las agresiones, y muchas se preguntaron si debían confrontar al agresor. La combinación de estos efectos negativos lleva en última instancia a que muchas mujeres duden de sus competencias técnicas. Incluso puede eventualmente desalentar a mujeres calificadas y competentes de permanecer o seguir carreras en CTIM.
Promover la equidad de género no es un fin en sí mismo, sino un camino. Los micromachismos están tan arraigados que eliminarlos nos exige un compromiso permanente por estar revisando nuestras prácticas cotidianas. El camino es largo, pero también enriquecedor.
¿Qué tan común es encontrar micromachismos en tu trabajo? ¿Nos cuentas algún micromachismo que hayas detectado?
Por Marcelo Baudino
Experto en Diversidad, Equidad e Inclusión
Linkedin: https://ar.linkedin.com/in/marcelobaudino