Ser “la única persona” o “una entre pocas” es común para muchas personas racializadas* y aquellos grupos poco representados. ¿Cómo garantizar que más personas prosperen gracias a ello?
Recientemente viajé a Baltimore para dar mi primer discurso en persona desde el otoño del 2019. Como parte de la charla, que fue dirigida al personal de hoteles y posadas, llevé a cabo una investigación personalizada para conocer las experiencias en las que los/las clientes tuvieron un sentido de pertenencia o no. Una persona encuestada escribió: “Éramos la única familia blanca allí. Nunca volveré.”
Semanas más tarde, esa frase seguía en mi cabeza. Como mujer negra, he crecido acostumbrada a ser la única en la sala en diversas ocaciones. Pero esa no es sólo mi experiencia. Pregúntale a cualquier mujer, persona racializada o cualquiera que forme parte de un grupo históricamente poco representado, y para la mayoría de ellas ser “la única” o “una entre las pocas”, tanto en situaciones personales como profesionales, no es nada nuevo.
Pero nos adaptamos. Encontramos formas de superar la incomodidad de esas experiencias, de una forma que nos permita prosperar. Sin embargo, no puedes aprender a prosperar siendo la única persona en la sala, si no te quedas en la sala.
Cuando te quedas en la sala, aprendes a enfocarte menos en quienes no están en la sala, y te apoyas en tu propósito de estar allí. Cuando permaneces en la sala, aprendes a identificar los puntos en común y las similitudes que existen entre tú y las otras personas que interactúan contigo. Cuando te quedas en la sala, aprendes cosas nuevas, formas de operar y perspectivas que surgen a partir de la interacción con personas diferentes a ti.
Tiene muchos beneficios estar en la sala cuando nadie más es como tú. Pero tiene sus desventajas también. La representación es fundamental.
Importa porque, desafortunadamente, cuando la representación no está en la sala, muy a menudo las voces que plantean puntos de vista diferentes son silenciadas o ignoradas. Cuando la representación no está en la sala, las personas que son diferentes suelen ser tratadas como si no pertenecieran, o peor, como si no merecieran estar allí. Y cuando la representación no está en la sala, muchas personas que son impactadas por las decisiones de la sala, no obtienen lo que necesitan.
El sector consumidor y la sociedad necesitan más diversidad y representación en la sala.
Si nunca has sido la única persona en la sala, toma la oportunidad de colocarte intencionalmente en un ambiente donde lo seas. Hacerlo te preparará para practicar la empatía por otras personas, y te equipará para que puedas crear y nutrir un entorno donde todos y todas sientan que pertenecen en diferentes situaciones.
Si estás en la sala, tienes tanto privilegio como poder. Úsalos para abrir puertas que atraigan a más personas de grupos poco representados y desatendidos a la sala. Úsalos para hablar por aquellas personas que no están siendo oídas. Úsalos para lograr el cambio de lo que es, a lo que podría ser.
*El término “racializado” aúna a todos los colectivos no blancos y se utiliza no solo para denunciar el racismo sistémico que sufren estos colectivos, sino como reivindicación de su existencia y visibilización.
Por Sonia Thompson
Inclusive Marketing Strategist and Consultant
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