Por primera vez en su vida, mi padre fue a terapia este año. Ante un trauma personal, insistimos con mis hermanos que lo transitara acompañado con un psicólogo. Buscamos intencionalmente un varón para que se sintiese más cómodo. Conversando con mis amigos varones, descubrí que muy pocos habían atravesado un proceso de terapia, y en algunos casos, era un tema que aún generaba bromas. En cambio, todas (absolutamente todas) mis amigas eran frecuentes usuarias de distintas terapias de acompañamiento. Siendo del país con la mayor cantidad de profesionales en psicología per cápita del mundo, no debería ser un tema tabú bajo ningún aspecto. Sin embargo, el tabú parece tener género, género masculino. ¿Por qué será? ¡Analicémoslo!
Todas las personas están sujetas a la imposición de roles de género. Esta construcción de roles de género llevan a que los varones y las mujeres se alineen a las expectativas de comportamiento esperadas de acuerdo al sexo asignado al nacer. Como es de esperar, y tal cual lo confirman los resultados de las últimas investigaciones, la angustia se manifiesta de manera diferente en varones que en mujeres, como también la forma en que se enfrenta el estrés. Para comenzar, es mucho menos probable que los varones busquen ayuda ante problemas de salud mental. Esto es transversal para todos los varones independientemente de su edad, nacionalidad u origen étnico o racial. Los estigmas impuestos por el género, conlleva a que no sea bien visto que los varones expresen libremente sus emociones (a menos que sea el enojo) y se los penaliza cuando efectivamente lo hacen (“eres una nena”, “los varones no lloran”, “tienes que ser fuerte”, etc.). Los ideales socialmente impuestos en los varones los lleva, consciente e inconscientemente, a la búsqueda de la demostración de fuerza (en lugar de debilidad), de auto-suficiencia (en lugar de necesitar ayuda), de orientación a la acción (en lugar a la emoción) y el control de sus vidas (en lugar de la carencia de influencia en su propia vida). Esto puede reducir su capacidad de reconocer su propia tristeza y articular esos sentimientos para sí mismos. Cuando no pueden cumplir ese rol de masculinidad adecuadamente, suele llevar a sentimientos de vergüenza y ansiedad.
Son esos mismos estereotipos de género que puede desincentivar a los varones a buscar ayuda de profesionales de la salud mental, o incluso compartir sus problemas personales con la familia, colegas y amistades. Un estudio reciente en Australia descubrió que cerca del 25% de los varones experimenta síntomas que encajan dentro las condiciones de salud mental, pero sólo un cuarto de ellos buscaría ayuda de profesionales de la salud mental. En Argentina, 8 de cada 10 suicidios son cometidos por varones, mientras que en Estados Unidos, los varones son 3,6 veces más propensos que las mujeres a morir por suicidio. Las empresas, como actores sociales, tienen mucho que hacer para cambiar esta realidad.
La salud mental se ha tornado en un aspecto central en las agendas de las principales empresas. Esto afecta a todas las personas, independientemente de su género, y tiene serias consecuencias, no solo en la cotidianeidad de las personas, sino también en la productividad, el desempeño y la motivación. Sin embargo, los varones son más propensos a sufrir problemas de salud mental por las condiciones precarias de sus trabajos o el estancamiento profesional, ya que atenta directamente contra su ego masculino de competir y tener éxito.
Cómo abordar la salud mental de los varones
Como todo, el primer paso es generar un ambiente laboral donde las personas se sientan con la suficiente seguridad psicológica como para hablar de salud mental y mostrarse vulnerables. Esto es particularmente importante en los varones, ya que va a contramano de las expectativas puestas en su género. Las siguientes 3 acciones pueden abrir el cambio a una conversación abierta y segura sobre salud mental en el trabajo:
1. Muéstrate vulnerable en primer lugar.
Todas las personas hemos enfrentado situaciones angustiantes y estresantes. Si eres un varón, es fundamental compartirlas con otro varón de manera privada, y por sobre todo cuando estas en posiciones de liderazgo. Compartir cómo te ha ayudado buscar ayuda en otras personas, o incluso en profesionales, normaliza la idea en los miembros de un equipo, los estimula también a expresar sus emociones, y remueve algunos de los temores típicos de socializar estos temas entre varones.
2. Legitimiza y redefine la búsqueda de ayuda como una muestra de fortaleza y carácter.
Cambiar la mirada sobre la búsqueda de ayuda es clave para que los colaboradores se atrevan a compartir sus propias batallas emocionales en el trabajo. Buscar ayuda es una acción valiente y positiva que refleja el compromiso por dar el ejemplo en cuidarse a uno mismo como elemento fundamental para luego ayudar a otras personas. Buscar ayuda es un signo de madurez, y los varones necesitamos comenzar a comprenderlo de esta manera.
3. Selecciona las palabras.
El ideal actual de lo masculino, lo que nos hace “hombres de verdad”, inevitablemente nos otorga cierta identidad y sentido de pertenencia. Cuando la conversación utiliza palabras que amenazan ese ideal (y por lo tanto sentido de pertenencia), puede generar ansiedad. Por ejemplo, si se le menciona a un varón en el trabajo que se lo ve deprimido o triste, puede que se pongan a la defensiva, aumente su ansiedad y que evite la discusión. Por lo tanto, a la hora de abrir una conversación sobre salud mental, puede resultar útil seleccionar las palabras que no se perciban amenazantes a la masculina y que faciliten una conversación real, honesta sobre el tema.
Abordar la salud mental de los varones en el ámbito laboral no es sencillo. Es un tema sensible y cambiarlo toma tiempo. Sin embargo, los varones tenemos que comprender que la equidad de género también es un tema que nos interpela, nos convoca y nos beneficia directamente.
¿Qué tan común es hablar de salud mental en tu empresa?
Por Marcelo Baudino
Experto en Diversidad, Equidad e Inclusión
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