¿Qué es el privilegio? ¿Hay alguna manera de describirlo? ¿Es fácil reconocer un privilegio? ¿Ser alguien privilegiado me hace una mala persona? ¿Cuál es el beneficio de reconocer los privilegios?
Cuando trabajamos sobre Inclusión & Diversidad, pocos temas generan tanta incomodidad como el de “privilegio”. Las reacciones de defensa son algo común y en cierto grado hasta esperables. ¿Pero por qué? ¿Por qué es tan difícil reconocer que uno tiene privilegios? ¿Y por qué es necesario reconocerlo si es que queremos generar un ambiente laboral inclusivo?
Para definirlo vamos a utilizar un video publicado por Buzzfeed. En el mismo, a un grupo diverso de personas se les preguntó si gozaban de ciertos privilegios o si enfrentaban ciertas desventajas en su día a día. Dependiendo si podían identificarse o no con la pregunta, debían dar un paso hacia adelante o hacia atrás. Las preguntas del ejercicio fueron creadas por las activistas sociales Margo Adair and Sharon Howell, fundadoras de Tools for Change. La ubicación de las personas que participaban al final del ejercicio ilustra el concepto de privilegio: La ausencia de obstáculos y la presencia de ventajas positivas no ganadas.
En cada país del mundo existen sectores de la sociedad que son privilegiados. Muchos de estos sectores se repiten en todos lados: hombres, blancos, heterosexuales, etc. El privilegio es difícil de percibir para quienes han nacido con acceso al poder y los recursos, sin embargo, es muy visible para quienes el privilegio no ha sido concedido. Para las personas privilegiadas, esta condición es simplemente “normal”. Dado que la cultura dominante y las normas de la sociedad están basadas en los valores y características que ellas mismas poseen, los grupos oprimidos o sub-representados (por lo general mujeres, grupos LGBT, personas discapacitadas, grupos de pueblos originarios, personas mestizas, jóvenes o mayores, etc.) son los “distintos”.
Es fácil ver cómo esta condición de privilegio crea un ambiente de exclusión en nuestro trabajo. Sólo pensemos que estadísticamente una mujer gana un 75% de lo que gana un hombre por exactamente el mismo trabajo. O que una persona refugiada es discriminada sistemáticamente en el mundo laboral simplemente por su status de refugiada. Si queremos un mundo mejor en el cuál todos podamos vivir bien y con equidad, debemos comenzar por nuestra persona. Una auto exploración es central en nuestro crecimiento como individuos, en nuestras relaciones con otros y en nuestra habilidad para promover equidad. La mayoría de nosotros tenemos identidades que son parte de grupos privilegiados y de grupos oprimidos. Y aunque explorar una identidad privilegiada es particularmente difícil para muchas personas, ya que involucra reevaluar las creencias personales y sobre los demás, es el mejor camino para comenzar a valorar las diferencias y crear un ambiente laboral inclusivo.
El privilegio no tiene nada que ver con si somos buenas personas o no. Los privilegios son conferidos por las instituciones con las cuales interactuamos sólo por el hecho de tener ciertas características determinadas por nacimiento, no porque se merezcan como individuos. Por ejemplo, nacer en un país cuya lengua materna sea el inglés, implica una ventaja no ganada para aquellos/as profesionales que forman parte de un equipo global y pueden expresarse sin inconvenientes en su idioma. Si no son conscientes de su privilegio, pueden juzgar erróneamente a sus colegas de otros países que se esfuerzan por poder comunicarse en su segunda lengua.
La importancia de reconocer el privilegio se encuentra perfectamente descripta por la frase de Harry Brod, experto en masculinidad y privilegio: “El privilegio no es algo que tomo y por lo tanto tengo la opción de no tomarlo. El privilegio es algo que la sociedad me ofrece, y a menos que cambie las instituciones que me lo ofrecen, van a continuar ofreciéndomelo, y yo voy a continuar teniéndolo, por más nobles e igualitarias que sean mis intenciones”. En América Latina, el privilegio es una realidad latente en todos los niveles de la sociedad. Las compañías no están exentas de esta realidad, y aquellas personas que se encuentran en situación de privilegio tienen una responsabilidad mayor en generar el cambio que pueda facilitar una mayor inclusión de todas y todos.
¿Eres capaz de reconocer tus propios privilegios? ¿Cuáles son los grupos con privilegio en tu empresa? ¿Y en tu equipo de trabajo?
Por Marcelo Baudino
Experto en Diversidad, Equidad e Inclusión
Linkedin: https://ar.linkedin.com/in/marcelobaudino
Todos tenemos privilegios, a comparación de otras personas, pero también podemos no tener privilegios en comparación de otras.