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¿Cuál de mis referentes se parece a mi?

¿Las imágenes comunican? ¿La representación gráfica importa? ¡Sí, y sí! Y si no, miremos un momento a ese niño que ‘se encuentra’ en la película ‘Encanto’, su carita de felicidad lo dice todo.

Las representaciones de la diversidad de sí mismas/os nos abre un mundo de posibilidades; el vernos reflejadas/os nos habilita a pensar que podemos estar ahí: en la tele, en el trabajo, en la ciencia, siendo grandes genias/os, siendo grandes héroes o heroínas.

Debieran ser habituales las imágenes en donde se muestre diversidad de personas, siendo protagonistas de las historias que se cuentan, y no aparezcan como simple decoro o en segundo plano, pero lamentablemente aún no es tan común: Seguimos viendo en las películas, en las publicidades, imágenes de personas que podríamos llamar hegemónicas, en tanto cumplen con cierto estándar, y la falta o escases de otras, que podríamos pensar como minorías.

Esto lleva, entre otras cosas, a que no resulte extraño escuchar frases como ‘’En Argentina no hay personas negras’‘, consecuencia lógica de un discurso que niega lo ‘no blanco’, desconociendo la amplia población argentina afrodescendiente como así también invisibilizando a la amplia mayoría de personas argentinas marrones.

¿Pero esto se da sólo en la tv o en el cine, es decir, en la ficción? Por supuesto que no. Hace algún tiempo empecé a ver y analizar Reportes de sustentabilidad y otros documentos corporativos, y me encontré que en casi todos ellos las imágenes publicadas no reflejan diversidad, incluso cuando desde el texto, la diversidad e inclusión se pregona como uno de los pilares centrales de su estrategia organizacional.

Y es ahí cuando creo necesario volver a reflexionar ¿Qué imágenes son las que se muestran? ¿Qué mensajes están transmitiendo? ¿Acaso hay cuerpos, rostros, fisonomías que merecen ser mostradas y otras que no? ¿O por lo menos ‘no tanto’? ¿Qué lugar ocupa aquello que no vemos o que no abunda, de lo que no hablamos, lo que no mostramos?

Porque así como lo que no se nombra no existe, lo que no se muestra en cierto sentido tampoco, en tanto queda invisibilizado. La “aniquilación simbólica” -término creado por George Gerbner en 1976 – describe la ausencia de representación o infrarrepresentación de colectivos, o minorías, que quedan excluidas y relegadas, perpetuando la desigualdad social, que en teoría se intenta desarmar.

Y seguramente en este punto alguien esté pensando y disminuya la carga, diciendo: “En nuestros reportes sí aparecen personas negras”, en cuyo caso habría que revisar: ¿Qué lugar están ocupando? ¿Aparecen tomando las decisiones o como quienes las acatan? ¿Se representan en un lugar de poder o en un lugar subordinado?

Porque el cómo indefectiblemente, también importa.

Hagámoslo propio, pensémoslo por un momento ¿Cómo me sentiría yo, si en ninguna comunicación, ni en las publicidades de venta, ni en el video corporativo, ni en los avisos de búsquedas, ni en el reporte de sustentabilidad me veo reflejada/o?, ¿Me sentiría realmente parte? ¿Sentiría que hay un lugar genuino para mi allí? Posiblemente no… ¿no?

Entonces, y considerando cierta aquella intención, las más de las veces manifiesta, de querer promover la inclusión de la diversidad ¿Por qué aún no rompemos con la lógica clásica, con las imágenes hegemónicas?. Para ejemplificar más concretamente y llevándolo al extremo: hombres cis hetero, blancos, jóvenes, masculinos, sin discapacidad, de fisonomía estándar, de clase acomodada y así podemos seguir.

¿No será hora ya de mostrar a personas diversas en posiciones de poder, tomando decisiones u ocupando puestos jerárquicos? Lo mismo respecto a la conformación de los equipos ¿Por qué no se muestran equipos diversos, con fotos de personas gordas, personas enanas, personas marrones, personas negras, personas con vitíligo, personas con discapacidades?

Porque de nuevo, si solo aparecen bajo el título de “Nuestro aporte a la comunidad” o cuando se menciona algún programa de Inversión Social puntual, volvemos a invisibilizarlas como lo que realmente son: personas trabajadoras, personas con capacidad de agencia, personas autónomas, capaces de aportar valor profesional y humanamente; y se las reduce así, a simples beneficiarias de determinada contribución social, lo que no es más que otra forma de vulnerabilizarlas.

Si entendemos que la forma en que nos sentimos reflejadas/os en lo que vemos y consumimos, tiene un impacto enorme en cómo las personas nos miramos a sí mismas, en nuestra autoestima, en nuestro ‘self’, en la forma en que nos leemos y proyectamos, en la forma en que nos sentimos “capaces de”, no haría falta tener que abogar por mayor representatividad, pero quizás no sea tan obvio y por eso estas líneas: Si queremos promover un mundo que abrace la diversidad, no alcanza con decirlo, también es necesario que empecemos a crear mensajes más alentadores, más representativos, que no muestren un destino inequívoco para quienes no somos parte del grupo hegemónico, abramos también desde las imágenes y la comunicación toda, un mundo de posibilidades… quizás sea una forma sencilla de empezar a romper paradigmas.

Y ahora, te invito a que te preguntes ¿En tu organización qué se está comunicando desde las imágenes? ¿Qué harías de distinto?

Por Daniela Mariana Chávez
Lic. en Sociología. Líder de proyectos DEI
Linkedin: Daniela Mariana Chavez (ella)

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